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Paloma* es una sobreviviente. Desde su temprana infancia, fue testigo y ella misma experimentó violencia y abuso en el hogar y en el trabajo. Ella ha tenido que huir de un país a otro en busca de seguridad, y, lo largo de este desplazamiento, se las arregló para ganarse la vida, pero continuó experimentando violencia.
El año pasado, Paloma fue seleccionada para participar en un proyecto piloto para mujeres migrantes en Ecuador, dirigido por la Comisión de Mujeres Refugiadas (Women’s Refugee Commission, WRC), junto con la agencia internacional de desarrollo y ayuda humanitaria CARE y las organizaciones locales Fundación Quimera (FQ) y la Plataforma Americana de Trabajadoras Sexuales (PLAPERTS).
Paloma recibió una pequeña transferencia en efectivo y trabajó individualmente con una trabajadora social de violencia de género (VG) para desarrollar estrategias para recuperarse de la VG y mitigar riesgos futuros. Con la ayuda de la transferencia en efectivo, comenzó un negocio de fabricación de joyas y pudo acceder a servicios psicológicos y de salud mental. Sus probabilidades de estar expuesta a explotación y abuso sexual se han reducido significativamente debido a su posibilidad de generar para sí misma un mayor sustento económico.
Una vida marcada por la violencia
Como muchas mujeres en todo el mundo, Paloma ha experimentado VG durante toda su vida. Al crecer en Venezuela, fue testigo de violencia y abuso y ella misma experimentó violencia y abuso varias veces. Cuando tenía siete años, ella y su madre huyeron de su padre, un hombre abusivo. Lamentablemente, también su nuevo padrastro las lastimaba regularmente. De nuevo, ambas se fueron.
Cuando era adolescente, Paloma aprendió la importancia de la independencia económica. Ella y su madre no solo pusieron pan sobre la mesa, sino que lograron reservar algo de dinero; ahorraron lo suficiente para que Paloma pudiera ir a la universidad a estudiar derecho. Paloma comenzó a prosperar.
Pero cuando la crisis económica golpeó a Venezuela, Paloma tuvo que abandonar sus estudios y volver a trabajar. A los 22 años, conoció a Alejandro*, con quien pensó que podría formar el hogar que nunca tuvo. Al principio de la relación ella quedó embarazada y decidieron mudarse juntos. Por un tiempo fueron buenos socios; ambos contribuyeron al hogar. Sin embargo, después de que nació su bebé Juan*, un cambio radical operó en su pareja y Paloma se enfrentó una vez más al tipo de violencia que conocía demasiado bien.
Con la crisis económica en Venezuela y sintiéndose en peligro, Paloma dejó a su bebé con su madre y huyó a Perú, donde sobrevivió durante un tiempo como vendedora ambulante de velas. Pero la vida en las calles no era segura, y Paloma se unió a cientos de miles de migrantes en movimiento por América del Sur, y terminó su tránsito en Ecuador.
Una vez más, tuvo que encontrar una manera de mantenerse a sí misma y al mismo tiempo tratar de protegerse de la violencia sexual y de la explotación. A pesar de encontrarse con los muchos desafíos que enfrentan los refugiados en los países de acogida, incluida la xenofobia, la inseguridad, el acoso y la falta de documentación, a Paloma le fue bien y pudo enviar remesas a su hogar. Después de un tiempo, su hijo de ocho años, así como su madre y su hermana, pudieron unirse a ella. Sin embargo, Paloma solo pudo encontrar trabajo informal, donde fue objeto de explotación y abuso. Pero la vida de Paloma mejoró cuando fue seleccionada para participar en el innovador proyecto de WRC y CARE para proporcionar la transferencia en efectivo junto con programación frente a violencia de género.
Un vistazo a cómo el proyecto de Programación de Transferencias Monetarias puede ayudar a los migrantes a recuperarse de la VG
En septiembre de 2019, Paloma fue una de las cien mujeres seleccionadas para participar en un proyecto piloto para mujeres migrantes, dirigido por WRC y tres organizaciones asociadas, en El Oro, Ecuador.
El objetivo del piloto era evaluar si proporcionar Programación de Transferencias Monetarias PTM(PTM) en el marco de un programa frente a la violencia de género, ayudaría a reducir el impacto de los incidentes de VG. La PTM es una alternativa a la entrega de asistencia humanitaria en especie, como alimentos y cobijas; y permiten a las personas tomar decisiones sobre qué bienes y servicios adquirir. La PTM puede ser de gran ayuda en la respuesta a la VG, por ejemplo, al ayudar a las sobrevivientes a costear servicios de salud o legales.
Cien migrantes venezolanas participaron en el proyecto, a lo largo de tres meses. CARE Ecuador y sus socios locales FQ y PLAPERTS implementaron el proyecto con la asistencia técnica de WRC y CARE.
Mediante un proceso confidencial y uno a uno, Paloma colaboró con una trabajadora social para identificar de qué forma la transferencia de efectivo podría ayudarla a recuperarse de los ciclos de violencia, y de los múltiples incidentes de VG. Recibió una transferencia de US $100 a través de un cajero automático que no requiere tarjeta, misma que utilizó para comenzar su propio negocio de manufactura y venta de joyas. Ahora tiene más recursos, mayor control sobre sus ingresos y gastos, y ha podido acceder a servicios psicológicos y de salud mental. Está menos expuesta a la explotación y al abuso sexual, gracias a un mayor sustento.
“Siempre quise manejar mi propio dinero … solía sentirme invisible, pero ya no más”, dice Paloma.
Tres meses no bastan para evaluar el impacto a largo plazo de un programa como este. Además, $100 no alcanzan para cubrir todos los costos requeridos para iniciar un negocio, o para acceder a suficientes servicios psicológicos para mujeres desplazadas como Paloma. No obstante, lo aprendido del piloto indica que el impacto de esta intervención es positivo.
WRC y CARE están comprometidos a integrar los programación de las transferencias monetarias y de VG en sus intervenciones humanitarias, a la vez que abogan con donantes y otros proveedores de servicios para poder apoyar de mejor manera a los refugiados, como Paloma. Basado en el aprendizaje del proyecto piloto, CARE Ecuador y sus socios locales están realizando transferencias de efectivo a mujeres migrantes afectadas por el aislamiento social y las medidas de cuarentena implementadas en Ecuador debido a la pandemia del COVID-19, para que puedan satisfacer sus necesidades básicas.
En el futuro, si podemos asegurar fondos adicionales, WRC y CARE podrán escalar prácticas exitosas para que mujeres como Paloma se vuelvan autosuficientes, sin tener que enfrentar la constante amenaza de VG, y puedan apoyar a sus familias y contribuir a las sociedades que las albergan.
*Hemos modificado los nombres.
El piloto de Ecuador fue financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, en el marco del Llamado a la acción para la protección ante VG en situaciones de emergencia.
Para mayor información sobre el piloto, consulte el resumen de aprendizaje (disponible en inglés, español, francés y árabe) y la guía práctica y de herramientas para integrar PTM y VG en la biblioteca de recursos de WRC.